La fobia escolar es un término utilizado por primera vez en 1932 por Broadwin. También se le ha llamado “ansiedad escolar” y “rechazo escolar”. En este artículo, te brindamos las últimas investigaciones al respecto y una guía para abordarlo.
¿Qué Es la Fobia Escolar?
La fobia escolar (1) se refiere a una situación en la que un niño o adolescente se resiste constantemente a ir a la escuela. No puede asistir físicamente a la escuela debido a la angustia emocional y la ansiedad que rodea la experiencia escolar.
La renuencia ocasional a ir a la escuela es común entre los niños. Sin embargo, la fobia escolar es diferente. Se caracteriza por un miedo o ansiedad persistente e intenso que dificulta o impide significativamente que un niño vaya al colegio. Este miedo o ansiedad puede surgir de interacciones sociales, demandas académicas, neurodiversidad o desencadenantes específicos como un determinado profesor, materia o evento.
Se estima (2) que aproximadamente el 1-2% de la población escolar del Reino Unido experimenta fobia escolar (alrededor de 30.000 niños). Parece afectar a niños y niñas por igual, pero es más común durante la escuela secundaria.
¿Cuáles Son los Síntomas de la Fobia Escolar?
Los niños que sufren fobia escolar manifiestan síntomas físicos, como dolores de cabeza, dolores de estómago, náuseas o fatiga, que son más pronunciados los días de colegio. Estos síntomas suelen disminuir o desaparecer cuando el niño se queda en casa.
Estos altos niveles de ansiedad y angustia se manifiestan en:
- Llanto: El niño puede llorar incontrolablemente al pensar que tiene que ir al colegio.
- Rabietas: especialmente en los niños más pequeños, la angustia puede provocar rabietas, que pueden incluir gritos y resistencia física, como negarse a vestirse o salir de la casa.
- Ataques de pánico: En casos más graves, un niño puede sufrir ataques de pánico, que son episodios repentinos de miedo intenso acompañados de síntomas físicos como palpitaciones, falta de aire, o mareos. Esto puede ocurrir cuando están a punto de irse al colegio o incluso cuando simplemente piensan en el colegio.
Estas reacciones emocionales y físicas son indicadores de la intensa ansiedad o miedo que experimenta el niño. No se trata de simple reticencia o terquedad, sino de signos de dificultades emocionales más profundas que deben abordarse mediante el apoyo y las intervenciones adecuadas.
Consecuencias de la Fobia Escolar
Los niños que tienen fobia escolar tienen más probabilidades de:
- Ir mal en el colegio.
- Tener pocos amigos o no tener buenos amigos.
- En la vida adulta, tienen menos oportunidades de encontrar trabajo (3).
- Tener depresión y ansiedad de mayores (4).
- Tener pensamientos suicidas (5).
¿Cómo pueden ayudar los Colegios?
Si tu hijo sufre fobia escolar, es fundamental que trabajéis con el colegio para implementar medidas.
Cuando se trata de fobia escolar, lo normal es que los colegios adopten una postura de apoyo y colaboración, ayudando a tu hijo a abordar sus problemas y a organizar una transición de regreso al entorno escolar.
- El colegio debe supervisar cuidadosamente el comportamiento y la asistencia de tu hijo para identificar patrones o desencadenantes relacionados con la ansiedad.
- Es posible que realicen evaluaciones o sugieran servicios externos para comprender mejor las causas de la fobia escolar de tu hijo. Este proceso podría implicar reuniones con psicólogos educativos, consejeros escolares u otros especialistas.
- El colegio debe organizar reuniones periódicas para revisar el progreso de tu hijo, abordar inquietudes y perfeccionar estrategias. Este enfoque colaborativo es clave para crear un plan eficaz.
- Es importante involucrar a tu hijo en todas las discusiones siempre que sea posible, asegurándote de que se tengan en cuenta sus sentimientos y preferencias.
Otras ideas importantes a tener en cuenta:
- Tener una persona que reciba al niño por la mañana para ayudarle en la transición al colegio.
- Un horario reducido, en función de las necesidades y condiciones del niño, en colaboración con el colegio para ayudarle a tener control sobre sus preocupaciones y necesidades.
- Si el niño está en el colegio, ofrézcale un comienzo lento, acceso a un pase para ir a almorzar temprano o poder salir del aula en momentos de agobio.
- Considera la posibilidad de que tu hijo pueda ser neurodivergente. Habla con vuestro médico, ya que puede ayudaros en este proceso.
- En algunos casos, podría ser necesario un enfoque multidisciplinar, en el que el colegio trabaje en estrecha colaboración con profesionales de la salud, servicios sociales y otras agencias para brindar un apoyo integral.
- Algunos colegios proporcionas recursos o talleres para padres sobre cómo apoyar a niños con fobia escolar, incluidas estrategias para controlar la ansiedad y promover la asistencia en el colegio. También es una buena idea conectar con grupos de apoyo para padres dónde puedas compartir experiencias y obtener conocimientos de otras personas que enfrentan desafíos similares.
No Olvides que Tu Hijo Necesita Apoyo, Pero Tú También
Los padres de niños que experimentan fobia escolar, a menudo se sienten culpados y juzgados por otros padres y profesores. También dicen sentirse culpables y avergonzados. Si este es tu caso, ponte en contacto con nosotros. Nuestros terapeutas de REC Parenting están aquí para apoyarte. No estás solo y ciertamente no necesitas hacer esto solo.
Referencias
(1) Halligan C, Cryer S. Emotionally Based School Avoidance (EBSA): Students’ Views of What Works in a Specialist Setting. Contin Educ. 2022 May 18;3(1):13-24. doi: 10.5334/cie.38. PMID: 38774292; PMCID: PMC11104314.
(2) Elliott, J. G. (1999). Practitioner review: School refusal: Issues of conceptualisation, assessment, and treatment. Journal of Child Psychology & Psychiatry, 40(7), 1001–1012. DOI: 10.1111/1469-7610.00519
(3) Taylor, C. (2012). Improving attendance at school. London DFE
(4) Walter, D., Hautmann, C., Rizk, S., Patermann, M., Sinzig, J., Lehnmuhl, G., & Doepfner, M. (2010). Short term effects of impaired cognitive behavioural treatments of adolescents with anxious-depressed school absenteeism: An observational study. European Child and Adolescent Psychiatry, 19, 835–844. DOI: 10.1007/s00787-010-0133-5
(5) Bjarnason, T., & Thorlindsson, T. (1994). Manifest predictors of past suicide attempts in a population of Icelandic adolescents. Suicide and Life-Threatening Behavior, 24(4), 350–358.
¿Deberían los niños hacer deberes durante las vacaciones de verano o deberían descansar? Esta no es una pregunta fácil de responder y dependiendo de a quién preguntes, es muy probable que obtengas respuestas diferentes.
Los educadores que defienden que los niños deben seguir trabajando durante el verano lo hacen basándose en investigaciones que demuestran que cuando los niños no hacen nada de matemáticas y lectura durante el verano, pierden entre dos y tres meses de aprendizaje. Así que, básicamente es como si terminaran el año escolar en marzo. Este es un fenómeno razonablemente bien documentado llamado retroceso o bajón de verano.
Es importante considerar que el bajón de verano no afecta a todos los niños por igual. Suele ser peor para los niños neurodivergentes, así como para los niños que no hablan el mismo idioma en casa y en el colegio (por ejemplo, en nuestro caso hablamos español en casa pero el colegio de mis hijos es inglés). En el caso de estos niños, no sólo pueden olvidar lo aprendido durante el curso, sino que también pueden necesitar refrescar el idioma que usan en el colegio. También se ha demostrado que el bajón de verano es peor para los niños con pocos recursos.
Pero antes de lanzarte a comprar cuadernos y libros de actividades para que los haga tu hijo en la playa, es importante tener en cuenta que hay también expertos que no están seguros que el bajón de verano realmente exista. Estos expertos se apoyan en que los últimos estudios que se han hecho recientemente sobre este tema, no han encontrado los mimos resultados que estudios más antiguos que encontraron que el bajón de verano realmente existe.
Entonces… ¿Qué hacemos? Hemos examinado cuidadosamente la investigación y nuestra conclusión es que hacer algo de matemáticas y lectura durante el verano es positivo para el aprendizaje de los niños. La clave es cómo hacerlo.
Piensa que el trabajo no tiene que ser formal, especialmente en el caso de los más pequeños. Por ejemplo, puedesllevar a tu hijo a la biblioteca y elegir libros, cómics o revistas que le diviertan. Recuerda que el objetivo no es que tu hijo aprenda nuevos contenidos sino que mantenga su nivel de lectura. Por lo tanto, si tu hijo quiere leer sobre un tema que a ti no te gusta o no consideras importante o ‘serio’, déjale. Y mejor aún, habla sobre el tema sobre el que esté leyendo para demostrarle que valoras sus intereses y gustose. Al mismo tiempo, estarás apoyando su comprensión lectora.
También puedes apoyar las habilidades lectoras de tu hijo leyendo las señales cuando vauais en el autobús o en el coche, cocinando juntos y pidiéndole que te lea las recetas, o pidiéndole que busque artículos en el supermercado cuando hagais la compra.
Para apoyar las matemáticas de tu hijo, puedes sumar las matrículas de los coches cuando esteis en la calle, cocinar juntos pidiéndole que calcule las cantidades, darles dinero de bolsillo para que tenga contar monedas, y jugar juegos de mesa juntos en los que tenga que contar.
Otros educadores abogan por que los niños no hagan trabajo y descansen y se diviertan durante el verano. Estamos totalmente de acuerdo en que el verano es el momento para que los niños se relajen, se diviertan y hagan actividades que disfruten. Sin embargo, el día es largo y seguro que encuentras un rato para leer juntos o hacer algo de matemáticas. Dicho esto, hacer deberes en verano no es bueno si causa estrés en tu hijo y en tu familia. El resentimiento no ayudará a que tu hijo aprenda. Si obligar a tu hijo a hacer deberes está dañando vuestra relación, probablemente sea mejor dejarlo.
Mientras que las habilidades académicas son muy importantes, las habilidades socioemocionales de los niños también son increíblemente importantes, y el verano es un período ideal para practicarlas. Aprovechar al máximo el tiempo libre para ver a amigos y familiares, charlar tranquilos y hacer cosas juntos. Deja que tu hijo elija lo que hacer en su tiempo libre hacer. Y recuerda que estar aburrido a veces no es algo malo. ¡De hecho, puede ayudar a desarrollar la creatividad!
Por último, el verano puede ser el momento perfecto para fortalecer la relación con tu hijo sin tener que preocuparte por los horarios, llegar a tiempo a la clase de judo o meterle en la cama pronto. Hagas lo que hagas este verano, disfruta. Esperamos que a finales del verano, tú y tus hijos hayais descansado y esteis listos para comenzar el nuevo año académico.
Espero que encuentres este artículo útil. Para cualquier comentario o pregunta, ponte en contacto con nosotros. ¡Estamos aquí para ti!
Ana