¿Gritaste a tus hijos durante las vacaciones? ¿Y Quién no? Si eres uno de esos padres (yo entre ellos), es posible que te sientas fatal al leer titulares de noticias recientes como: “Gritar a un niño puede ser tan perjudicial para su desarrollo como el abuso sexual o físico” (CNN; The Guardian)/ Estos titulares son dos ejemplos de muchos artículos que aparecieron recientemente basados en un nuevo estudio que considera el abuso verbal como una forma de abuso infantil.
Seamos claros: creo totalmente que el abuso verbal es una forma de abuso infantil. Pero con lo que no estoy de acuerdo es con esos titulares. En mi opinión, este es un ejemplo de investigación científica malinterpretada y de consejos para padres que pierden matices importantes, no sólo no ayudando a los padres sino provocando vergüenza y culpa. Lo que realmente encontró este estudio es que la manera en la que hablamos a nuestros hijos es importante. El tono de voz que usamos es importante pero lo que decimos es más importante. Hay una gran diferencia entre gritar ocasionalmente a tu hijo: “¡¡¡LÁVATE LOS DIENTES AHORA!!!” o «¡¡¡NO PUEDES HACER NADA BIEN!!!«. No todos los gritos son igualmente negativos. No existe evidencia científica que respalde que gritar ocasionalmente sea negativo para los niños.
¿Estoy defendiendo que es bueno gritarles a nuestros hijos? En absoluto, claramente es mucho mejor hablar con nuestros hijos de forma tranquila. Pero seamos honestos: ¿quién no ha gritado a sus hijos? A menos que tengas nervios de acero, es casi imposible criar a un niño sin al menos gritarle de vez en cuando. Seamos realistas y en lugar de intentar no gritar nunca, intentemos hacerlo lo menos posible y, cuando lo hagamos, no decir cosas de las que nos arrepintamos.
Consideremos Algunos Aspectos Relevantes de los Gritos
El contenido de los gritos es más importante que el volumen. Gritar siempre está mal cuando insultamos, menospreciamos, degradamos, avergonzamos, ridiculizamos, amenazamos o insultamos a nuestro hijo. Nunca debemos usar nuestras palabras para causar angustia a nuestro hijo, sin importar el volumen de nuestra voz.
La frecuencia importa. Si lo “normal” en la familia son los gritos, es probable que el hogar no sea un ambiente cálido y afectuoso. Hay familias en las que los padres “siempre están gritando”. Si este es tu caso, sería una buena idea abordar este tema.
Cuida a tu hijo. Si tu hijo se asusta cuando le gritas, intenta no hacerlo. Intenta no asustar nunca a tu hijo. Cuando eso sucede, tu hijo realmente no puede procesar lo que le estás diciendo y es negativo para su desarrollo.
Los niños están predispuestos a creer en los adultos importantes en su vida. Cuando decimos cosas a nuestros hijos como “no puedes hacer nada bien”, “eres un inútil” o “eres estúpido”, es probable que nos crea e interiorice esos mensajes. Una encuesta reciente realizada en el Reino Unido encontró que los niños de entre 11 y 17 años consideraban que estos tres mensajes eran los peores que escuchaban de sus padres y cuidadores. Lo preocupante es que el 51% de los niños dijero haber escuchado al menos uno de estos mensajes semanalmente y 1 de cada 10 dijo que los escuchaba diariamente. Los niños que son tratados de esta manera tienen más posibilidades de tener la autoestima baja y corren un mayor riesgo de experimentar ansiedad, depresión y abuso de sustancias y alcohol.
¿Por Qué Es Malo Gritar a Nuestros Hijos?

Muchas veces gritar no es una estrategia de disciplina sino una respuesta emocional. Nos sentimos abrumados, frustrados, impacientes, cansados y podemos terminar diciendo cosas de las que nos arrepentimos.
Para dejar de gritar es importante darnos cuenta de que situaciones nos hacen perder los nervios. Podría ser una habitación desordenada (definitivamente la mía), haber dicho lo mismo una y otra vez, ser lento para prepararse, no escuchar o ser difícil con la comida.
Tus gritos también pueden verse influenciados por cómo te criaron. ¿Gritar era la norma para tus padres? Si ese es el caso, piensa cómo te hizo sentir y considera si quieres que sea la norma para tus hijos.
Así que, si nunca les gritas a tus hijos: ¡iFantástico! Pero como madre y psicóloga creo que es casi imposible no gritar nunca a nuestros hijos. Pasará. Lo importante es que no se convierta en la norma. Intentemos no hacerlo, pero si en ocasiones gritamos no nos culpemos. No significa que seamos malos padres y no dañará a tu hijo de forma irreparable y para siempre. Y recuerda, puedes disculparte con tu hijo. Decir «Lo siento, estoy muy estresado esta noche y perdí los nervios» suele ser una buena idea.
Espero que hayas encontrado útil este artículo. Como siempre, ponte en contacto conmigo si tienes alguna consulta o comentario. Y recuerda que nuestros expertos en crianza están disponibles para ayudarle.
Un abrazo,
Ana y el equipo de REC Parenting
En los últimos años algunos psicólogos han expresado su preocupación sobre que los niños crean en Papá Noel. ¿Por qué? Les preocupa que los padres mientan a sus hijos porque creen que eso puede generar desconfianza entre padres e hijos.
¿Mi opinión? : «¡¡¡Venga ya !!!» ¿Es tan grave que nuestros hijos crean por un tiempo en un mundo donde todo es posible? Estoy totalmente a favor de la honestidad entre padres e hijos pero también creo que hay que dejar a los niños ser niños.
Echemos un vistazo a la investigación sobre este tema
¿Decirle a mi hijo que Papá Noel existe creará desconfianza en nuestra relación?
NO. No hay evidencia científica que respalde que la creencia y la posterior incredulidad en Papá Noel creará desconfianza entre padres e hijos.
¿Es negativo que los niños crean en Papá Noel?
NO. El pensamiento mágico es parte del desarrollo de los niños especialmente entre los 5 y los 8 años. Durante estas edades, muchos niños tienen un amigo imaginario y creen en monstruos y alfombras voladoras. Creen en los Reyes Magos, el Conejo de Pascua y el Ratoncito Pérez. Desdibujar las líneas entre la realidad y la fantasía es parte de la infancia.
Si los niños no creen todo lo que les dicen ni todo lo que ven, ¿Por qué creen en Papá Noel?
Hay muchas razones para esto. Primero, ¡realmente quieren creer!
En segundo lugar, todos los que los rodean (incluidos sus padres en quienes más confían) les dicen que Papá Noel es real y aún más, dejan evidencia por la casa para respaldar la historia. Y contrariamente a lo que podamos creer, cuantos más Papá Noeles (e.g., en el colegio, en un centro comercial, en la calle) ven los niños, más se convencen que Papá Noel existe.
¿A qué edad suelen descubrir la (triste) verdad?
La mayoría de las investigaciones muestran que alrededor de los 8 años, los niños comienzan a darse cuenta de que la historia de Papá Noel no cuadra. La mayoría de los niños llegan a esta conclusión por sí solos cuando se dan cuenta de que la historia es físicamente imposible (“¿Entonces Papá Noel entra por la chimenea con los renos?”).

¿Cómo reaccionan los niños cuando descubren la verdad?
No hay evidencia que respalde que descubrir la verdad cause angustia o que los niños empiecen a desconfíar de sus padres. E incluso en niños que se llevan mucho disgusto, ese disgusto no suele durar mucho. Es más, un estudio reciente muestra que algunos niños afirman sentirse aliviados una vez que saben la verdad y otros se sienten orgullosos de estar en el “círculo de confianza” de quienes la saben.
¿Es mejor decirles la verdad a los niños o dejarles que lo averígüen ellos solos?
Es importante destacar que los niños afirman sentirse mejor cuando logran averiguar la verdad por sí mismos. Así que incluso si crees que tu hijo es demasiado mayor para seguir creyendo en Papá Noel, ¡déjale que lo descubra por su cuenta!
Mucha veces los niños saben la verdad pero deciden no decírselo a sus padres porque quiere mantener la magia o porque cree que a sus padres les dará pena cuando se enteren que ya no creen en Papá Noel.
Cuando los niños acuden a sus padres para hablar sobre este tema, probablemente ya lo han pensado mucho y están listos para afrontar la realidad. Con Papá Noel (como con todo lo demás), es aconsejable dejar a nuestros hijo que hablen para saber lo que saben y lo que no saben. Utiliza sus preguntas para evaluar hacia dónde llevar la conversación y qué están dispuestos a discutir y comprender.
Una cosa importante que debemos decirles a nuestros hijos una vez que se enteren de la verdad es que no estropeen la diversión a otros niños: «Ahora que ya lo sabes, eres responsible de mantener la magia de los niños pequeños que no lo saben”.
Y desde REC Parenting eso es lo que deseamos para vuestra familia esta Navidad: que sea una época llena de magia y felicidad para todos. Puedes ponerte en contacto con nosotros en: hello@recparenting.com
Con todo nuestro cariño,
Ana y el equipo de padres de REC
Cuando nos convertimos en padres (y sobre todo en madres), nuestra carga mental se dispara: «Me tengo que acordar de pedir cita en el dentista para Juan «, «Isabel tiene que llevar calcetines rojos al colegio mañana«, «Es el cumpleaños de Tomás la semana que viene, tengo que comprar los globos«, «Tengo que pasar por el supermercado a la salida del trabajo porque se ha terminado la leche» y así sucesivamente. ¡La lista de cosas por hacer no termina nunca! Esta es la carga mental de ser padre. Se describe como el pensamiento, la planificación, la programación y la organización de los miembros de la familia, y el trabajo emocional asociado con este trabajo.
Estoy hablando de la carga mental de los padres, pero para ser justos, en la mayoría de las familias esta carga mental la llevan las madres. No soy yo quien lo dice (no disparen al mensajero), las investigaciones muestran que incluso cuando las mujeres trabajan horas similares y ganan lo mismo o incluso más que los hombres, todavía tienen un segundo turno cuidando de la casa y de los niños. Porque, por lo general, cuando los padres ayudan, están haciendo exactamente eso: ayudar. La mujer sigue siendo la que dirige todo.
No quiero sonar como el Grinch, pero la realidad es que durante la Navidad nuestra carga mental aumenta. ¡Y dependiendo de como de “en serio” te tomes la Navidad, puede aumentar mucho! Decoraciones, visitar a la familia (y negociar las políticas y dinámicas familiares), organizar (y cocinar) las comidas (teniendo en cuenta los requisitos dietéticos de la mitad de la familia), comprar regalos (no olvides envolverlos), ver las funciones del colegio (para los cuales has hecho a mano el disfraz de pastor perfecto), organizar planes navideños, escribir Christmas y ayudar en el concierto de villancicos del colegio… ¡Y debes hacer todo esto mientras haces malabarismos con el trabajo, cuidas a los niños (mientras están de vacaciones) y no te olvides de disfrutar y ser completamente feliz y encantadora! Para muchas familias, los problemas financieros pueden ser una preocupación adicional. Mucho, ¿verdad?

Si te sientes así cada Navidad, mi propuesta para este año es que te pares a pensar en tus prioridades. Está muy bien que quieras crear unas fiestas especiales para todos los que te rodean, pero también necesitas disfrutar y, si es posible, descansar un poco. ¿Cómo lo hacemos?
- Aprende a decir NO. Y di NO sin sentirte culpable. Si te piden que hagas cosas para las que simplemente no tienes tiempo o no quieres, dilo. Aprender a decir NO es una habilidad que todos debemos desarrollar. ¡Cuanto más lo digas, más fácil te resultará!
- Piensa en lo que es importante para ti y lo que no. Olvídate de las cosas que no son importantes. En mi caso, me niego rotundamente a escribir Christmas. Nunca lo he hecho. No quiero pasar horas y horas escribiendo, pegando, pidiendo direcciones…
- Comparte la carga con el resto de la familia. Y me refiero a compartir la carga, no solo a pedirles ayuda. Delega tareas a otros miembros de la familia. Sin embargo, esto significa que si no te gusta cómo lo hacen, ¡debes callarte!
- Manténte alejado de las redes sociales. Si te sientes estresado, esas imágenes impecablemente seleccionadas de la perfección navideña solo te harán sentir peor.
- Por último, lo más importante: tus hijos no necesitan una Navidad perfecta organizada por la madre perfecta pero cansada y estresada. Tus hijos quieren pasar tiempo contigo, quieren reír, jugar y charlar. No les importa si las decoraciones son absolutamente perfectas o cuántas tarjetas navideñas escribiste. No recordarán eso. Recordarán los buenos momentos que pasaron contigo durante la Navidad y que los hiciste sentir queridos y especiales. Ese es el significado de la Navidad.
Te deseamos una muy feliz Navidad. En REC Parenting estaremos aquí para apoyarte, si lo necesitas. ¡Ponte en contacto con nosotros!
Un abrazo,
Ana
Cada vez vivimos en sociedades más multiculturales y, por lo tanto, debemos darles a nuestros hijos las herramientas para comprender, aceptar y celebrar las diferentes razas, culturas y religiones. Una forma en que los niños aprenden sobre estos temas (y muchos otros) es a través de conversaciones con sus padres.
Me Siento un Poco Incómodo Hablando sobre este Tema… ¿Soy el Único?

¡No eres el único! La mayoría de los padres blancos no hablan de temas raciales con sus hijos; de hecho, solo un 10% habla de ello. En cambio, entre un 60 y un 80 % de los padres no blancos hablan de ello con sus hijos.
¿Por qué? Algunos padres se agobian porque les preocupa no hacerlo «bien», otros quieren proteger a sus hijos, mientras que otros piensan que no es un tema importante. Algunos padres piensan que si nunca hablan de ello, sus hijos nunca mostrarán prejuicios raciales.
Algunas familias favorecen una «ideología daltónica». Esta es la idea de que no deberíamos prestar atención a las diferencias raciales porque todos somos iguales. Esto puede ser problemático porque los niños no saben lo que piensan sus padres al respecto y pueden acabar pensando que son racistas o que es un tema tabú del que no se debería hablar. También hay investigaciones que demuestran que cuando los padres no hablan sobre ello, los niños empiezan a pensar que el racismo no existe.
Es importante que hablemos de diferencias raciales con nuestros hijos porque, como veremos a continuación, los niños las perciben desde que son muy pequeños, por lo que no les hacemos ningún favor cuando las ignoramos.
¿Cuándo y Cómo Perciben los Niños las Diferencias Raciales?

Los niños se dan cuenta de las diferencias raciales desde que son muy pequeños. De hecho, los bebés blancos de 3 meses prefieren mirar fotos de bebés blancos y los bebés negros prefieren mirar fotos de bebés negros. Esto se debe a que prefieren mirar lo que están acostumbrados a ver. Curiosamente, los bebés criados en comunidades mixtas no muestran esta preferencia. Esta preferencia continúa a lo largo del desarrollo. Los niños de tres y cuatro años prefieren compartir sus recursos con niños de su misma raza que con niños que no se parecen a ellos. Los niños blancos muestran el sesgo de ayudar a los niños de su propio grupo con más fuerza que los niños de otras razas.
A los niños de tan solo diez años no les gusta hablar de diferencias raciales. En un estudio, los investigadores pidieron a los niños que jugaran a ‘Quién Es Quién». Descubrieron que los niños de 10 y 11 años lo hacían peor que los de 8 y 9 años porque no preguntaban si la persona era blanca o negra incluso cuando hacer esa pregunta era la clave para ganar el juego.
Como puedes ver, los niños perciben las diferencias raciales casi desde el nacimiento, por lo que no tiene sentido ignorarlo. Debemos considerar la raza como un tema de conversación “normal”.
Vale, Entiendo que Debería Hablar sobre Diferencias Raciales con mi Hijo… ¿Pero Cómo lo Hago?

En primer lugar, ten en cuenta que la forma en que abordas este tema es diferente según tu origen. Los niños blancos y no blancos tienen experiencias muy diferentes sobre este tema, por lo que las conversaciones deben ser diferentes.
Si eres blanco y vives en una comunidad mayoritariamente blanca, tu hijo se dará cuenta de la gente que es diferente a él desde una edad muy temprana. Notará diferentes colores de piel y diferentes formas de vestir. Cuando tu hijo haga preguntas sobre por qué alguien es negro o asiático o por qué una mujer usa un velo en la cabeza, intenta responderles celebrando y aceptando las diferencias. Sé objetivo sobre por qué somos diferentes: «Ese niño tiene la piel oscura porque hace mucho tiempo su familia vino de un lugar donde el sol era fuerte y la piel oscura es más resistente al sol» o «Ella usa un hijab debido a su religión; es musulmana». Celebra las diferencias y observa que el hecho de que todos seamos diferentes hace que la vida y nuestras experiencias sean mucho más interesantes.
Reformula lo que los niños pueden considerar como «raro» como diferente e interesante. Hacer esto ayudará a tu hijo a comprender otras culturas y otras perspectivas. En la medida de lo posible, trata de no ignorar ni hacer callar a tu hijo cuando haga estos comentarios (incluso si ocurren en lugares incómodos como el autobús o la cola del supermercado). Recuerda que si tu hijo siente que no quieres hablar de ese tema, lo percibirá como un tabú.
Otra buena idea es exponerlo a historias sobre personas de diferentes orígenes. Leer libros sobre personas que son diferentes y son amigos. Llame la atención sobre estas diferencias (por ejemplo, «Mira, estos niños son diferentes y son amigos«). Sé explícito al respecto. Aprovecha la oportunidad de hablar de ello cuando estéis escuchando o viendo las noticias.
Para las familias no blancas, puede ser una buena idea hablar de sus propias fortalezas culturales y resiliencia. Ayuda a tu hijo a desarrollar orgullo por su origen.
Para Terminar
No ignores el hecho de que todos somos diferentes. Habla con su hijo sobre el tema. Sé objetivo y explica por qué todos somos diferentes. Celebra y acepta esas diferencias.
Un abrazo,
Ana
Todas las familias se enfrentan a dificultades, pero las familias formadas mediante adopción a menudo se enfrentan a sus propios desafíos. En este artículo nos centramos en los niños adoptados y en algunos de los problemas a los que se suelen enfrentar.
La adopción es un viaje que dura toda la vida. La inmensa mayoría de niños adoptados suelen pensar en algún momento en sus padres biológicos. Preguntas frecuentes suelen ser: “¿Por qué me dieron en adopción?”, “¿Qué clase de personas eran?”, “¿Hubiera sido más feliz con ellos?” o ¿Tengo hermanos?». Sin embargo, es importante que no generalicemos y pensemos que todos los niños adoptados son iguales. Algunos se adaptan sin problemas mientras que a otros les puede resultar más difícil. Los problemas de adopción pueden afectarles a cualquier edad y en cualquier momento de sus vidas. Depende de sus circunstancias antes de la adopción, su genética, la edad de adopción, las circunstancias de su familia adoptiva… Sin embargo, es importante recordar que la gran mayoría de niños adoptados han experimentado desafíos serios, y estos no desaparecerán simplemente al ser adoptados.
Estos Son Algunos Problemas a los Que Se Suelen Enfrentar Muchos Niños Adoptados:
Pérdida:
Cualquiera que sea la razón que explique por qué un niño termina siendo adoptado, ese niño ha sido separado de sus padres biológicos. Es posible que algunos niños hayan vivido con varias familias de acogida y, por lo tanto, hayan perdido no solo una, sino varias familias.
Rechazo:
Los niños adoptados pueden sentirse rechazados por sus padres biológicos porque no les querían o no podían cuidar de ellos.
Culpabilidad o vergüenza:
Algunos niños pueden sentir que hay algo malo en ellos y por ello sus padres biológicos no se quedaron con ellos.
Duelo:
los niños adoptados pueden sentir duelo por la pérdida de sus padres y familiares biológicos.
Identidad y Autoestima:
Todos desarrollamos una narrativa de nuestra vida. Empezamos a crear esta narrativa a partir de las historias sobre el dia que nacimos, nuestro primer día de colegio, el día que aprendimos a montar en bicicleta, que nos cuentan nuestros padres y los adultos que tenemos alrededor. A medida que crecemos, seguimos desarrollando nuestra narrativa personal sumando nuestras propias experiencias. Los niños adoptados pueden tener problemas para desarrollar su identidad porque es probable que tengan lagunas en su narrativa que no pueden llenar. Las preguntas sobre la identidad son particularmente importantes durante la adolescencia.
Intimidad:
A los niños adoptados les puede resultar difícil establecer relaciones íntimas y de confianza, especialmente si han vivido con varias familias diferentes o si han sido víctimas de abuso.
Dominio y control:
Dependiendo de la edad y de las circunstancias de la adopción, algunos niños pueden sentir que han perdido el control sobre sus vidas.
Ahora Te Contamos Algunas Sugerencias Para Abordar Estos Problemas:
Sé honesto y abierto:
Los niños adoptados pueden tener problemas de identidad, por lo que es muy importante ayudarles a crear una identidad sólida y una narrativa personal. Haz de la adopción un tema normal de conversación. Si el niño tiene tienen preguntas para las que no tenemos respuesta, hay que decírselo. Ten la mayor información posible sobre la familia biológica de tu hijo. No le mientas sobre el hecho de que es adoptado o las circunstancias de la adopción. Amanda Baden, que lleva 25 años examinando la adopción, publicó un estudio hace unos años sugiriendo que es mejor revelar la información antes de que el niño cumpla tres años. Baden descubrió que los niños que podían recordar el momento en el que les contaron que eran adoptados (sobre los 3 años o más mayores) tenían mayores niveles de angustia que aquellos niños que no recordaban haber tenido “la conversación”. Una de las cosas más difíciles de que te lo digan más adelante en la vida es darte cuenta de que todos los demás (abuelos, tíos, amigos) sabían la verdad y te la ocultaron.

Algunas personas pueden argumentar que es mejor esperar hasta que el niño tenga la edad suficiente para poder comprender realmente los entresijos del proceso de adopción, pero si lo piensas hablamos todo el tiempo con los niños pequeños sobre cosas que no pueden entender completamente (el espacio, el cambio climático, la extinción de los dinosaurios). Cuando son pequeños, comprenden los conceptos básicos de la adopción y, a medida que crecen, lo irán entendiendo mejor, sabiendo que nunca les mintieron. Si mientes a tu hijo y se entera, digamos cuando tenga 14 años, tendrá que reconstruir su propia identidad, lo que dañará su autoestima y su relación contigo. Si descubren que les mentiste sobre algo tan importante, les resultará difícil volver a confiar en tí y cuestionarán todo lo que les han contado.
Considera mantenerte en contacto con la familia biológica de tu hijo:
Numerosas investigaciones demuestran que los niños que mantiene contacto con sus familias biológicas, suelen llevar mejor los sentimientos de pérdidas y dolor, y encuentran más fácil desarrollar su identidad y narrativa. Además, mantener el contacto con sus familias biológicas puede ayudar a los niños a acceder a información médica importante, tener más adultos que los apoyen en sus vidas, comprender su herencia cultural y étnica y relacionarse con la familia biológica como personas reales en lugar de denigrarlos o idealizarlos. Por supuesto, cada familia es diferente y solo vosotros podéis considerar qué funciona mejor para vuestro hijo.
Crea un hogar con mucho amor, limites y estable:
Las investigaciones muestran que a todos los niños les va mejor en hogares cálidos, afectuosos y estables. Esto no significa ser laxo o no tener reglas. La idea es ser muy cariñosos pero al mismo tiempo establecer límites claros. Esto le dará al niño una sensación de seguridad.
Tener una rutina constante es clave para cualquier niño, pero aún más para los niños adoptados que a menudo han experimentado entornos inestables e inseguros. Dependiendo de la edad del niño, es posible que haya experimentado una pérdida de control, por lo que permitirle tomar algunas decisiones (por ejemplo, qué actividades extracurriculares realizar, cómo decorar su dormitorio) le ayudará a desarrollar confianza y ganar cierta sensación de control.
Ser demasiado punitivo en la forma de disciplinar a su hijo puede no ser una buena idea porque puede profundizar su baja autoestima. En su lugar, trate de utilizar elogios (por ejemplo, «¡Has ordenado muy bien!») y recompensas (por ejemplo, «Si te bañas ahora, puedes mirar televisión más tarde») en lugar de castigos.
Trabaja mano a mano con el colegio de tu hijo:
Los niños pasan alrededor de 15.000 horas en el colegio, por lo que es muy importante que los profesores conozcan las circunstancias de tu hijo, de lo contrario no podrán apoyarlo de manera efectiva. Los niños adoptados tienen más probabilidades de ser expulsados del colegio y de dejarlo antes de terminar. Sin embargo, siempre que los niños cuenten con el apoyo de sus familias adoptivas y sus colegios, no hay ninguna razón por la que no puedan prosperar académicamente. Es importante que el personal del colegio esté formado sobre las necesidades que pueden tener los alumnos que han sido adoptados para que les puedan apoyar de manera eficaz.
Ten cuidado con los elogios y evita comparar a tu hijo con los demás:
Algunos niños adoptados tienen baja autoestima y un profundo sentimiento de vergüenza. Si tus elogios son demasiado exagerados («¡Eres el chico más inteligente del mundo!»), es posible que no te crean y que su baja autoestima se acentúe. Siempre es mejor elogiar sus comportamientos («¡Mira cuánto esfuerzo pusiste en ese examen, y has sacado un 10!») que su personalidad («¡Has sacado un 10, que listo eres!”). Además, trata de no comparar a tu hijo con sus hermanos (si los tienen) u otros miembros de la familia.
Concéntrate en la salud mental de tu hijo:
Los niños adoptados tienen más probabilidades de experimentar dificultades emocionales, sociales y de salud mental que los niños no adoptados. La mayoría de los niños adoptados han experimentado un trauma y necesitan tiempo y apoyo para superarlo. Las experiencias negativas tempranas, como la negligencia y el abuso, alteran la estructura y el funcionamiento del cerebro del niño, así como los sistemas que gestionan el estrés. Puedes ayudar a tu hijo proporcionándole un entorno estable y predecible tanto en casa como en el colegio para que empiece a ver el mundo como un lugar seguro. Algunos niños pueden necesitar apoyo profesional en algunos momentos de su vida.
Conoce los recursos disponibles para utilizarlos cuando los necesites:
Algunas familias adoptivas pueden necesitar mucho apoyo mientras que otras necesitan poco o nada. Algunas pueden necesitar un apoyo diferente en determinadas etapas de la vida. En cualquier caso, es bueno saber qué recursos hay disponible en caso de que lo necesite. Servicios de terapia, servicios de salud mental, grupos de apoyo, clases para padres pueden resultar útiles.
Esperamos que hayas encontrado útil este artículo. Escríbenos si tienes alguna pregunta o quieres sugerirnos temas sobre los que escribir.
Si necesitas apoyo personalizado, recuerda que tienes disponible a tu terapeuta. ¡Te estamos esperando!
Con todo nuestro cariño ,
Ana
Nos ha pasado a todos: Estás en el supermercado con tu hijo de 2 años. Intentas distraerle para que no vea las galletas pero las ve y cuando le dices que es tarde para comer galletas y que no se las vas a comprar, ya sabes lo que viene: Crisis total en el pasillo 31 del supermercado. Algunos clientes te miran con cara de «Qué mal padre» mientras otros ponen cara de «Te entiendo totalmente, no te preocupes«. ¿Y tú qué haces? ¿Sacas a tu hijo a rastras del supermercado o le dejas llorando y pataleando en el suelo durante los 20 minutos más largos de tu vida?
Veamos la ciencia detrás de las rabietas.
¿Qué Es una Rabieta?
Son episodios breves de conductas extremas y en ocasiones agresivas en respuesta a la frustración o la ira. Por lo general, incluyen: llorar, golpear, arrojar objetos, morder, empujar, y contener la respiración.
¿Por qué Ocurren las Rabietas?
Suceden porque en esta etapa a tu hijo le resulta muy difícil controlar sus emociones. A esta edad los niños cuando están felices, están MUY felices y cuando están enfadados, están MUY enfadados. Al mismo tiempo, los niños se vuelven más independientes. La mayoría de ellos ahora pueden caminar y con esta recién adquirida independencia física, quieren que se les permita hacer cosas. Y cuando les dices “NO”, comienza la frustración. Y como no pueden controlar esa frustración y no tienen la capacidad de decirte cómo se sienten, ¡comienza la rabieta!

Entonces… ¿Puedo Evitar que Ocurran las Rabietas?
Buenas noticias: ¡Sí! Las rabietas ocurren por hambre, cansancio, enfermedad y frustración. Por eso, la prevención es la mejor forma de evitarlas.
Algunos Consejos Útiles Son:
- Establece una rutina constante para que el niño sepa cuándo es hora de acostarse, bañarse, comer y jugar.
- Lleva siempre algo de comer cuando estés fuera de casa para evitar que tu hijo tenga hambre y se ponga de mal humos.
- Si es posible, evita actividades “aburridas” como ir al supermercado o a la oficina de correos a la hora de la siesta o de la cena, cuando es más probable que tu hijo esté cansado e irritable.
- Ten juguetes listos para distraer a tu hijo si comienza a frustrarse.
La Teoría Está Muy Bien Pero No Pude Evitar la Rabieta y Ahora Me Enfrento a una Rabieta Bestial: ¿Qué Hago?
No hay mucho que puedas hacer una vez que comienza la rabieta. Lo mejor que puedes hacer es esperar. Asegúrate de que tu hijo esté seguro (a veces se pueden golpear la cabeza contra la pared o el suelo), y quédate cerca pero no hagas nada. Una vez que terminen, sécale las lágrimas y redirige su atención a otra actividad.
No cedas. Si cedes a la rabieta, estás reforzando el comportamiento y tu hijo sabrá que cada vez que tenga una rabieta, obtendrá lo que quiere. Sabemos que puede ser doloroso ver llorar y patalear a tu niño, pero lo mejor para él es esperar a que termine.
Mi Hijo Se Acerca a los Dos Años: ¿Con Qué Frecuencia Puedo Esperar que Ocurran Rabietas?

Las rabietas ocurren entre los dos y tres años de edad, pero pueden ocurrir incluso a los 12 meses. Ocurren en el 87 % de los niños de 18 a 24 meses, el 91 % de los de 30 a 36 meses y el 59 % de los de 42 a 48 meses. Suelen ocurrir una vez al día durante unos tres minutos. No existen diferencias en la prevalencia de rabietas entre niños y niñas.
A medida que el niño crece y aprende a expresar con palabras sus sentimientos, la frecuencia, duración y gravedad de las rabietas disminuyen (¡No desesperes! ¡Hay luz al final del túnel).
¿Qué Pasa con las Rabietas en el Caso de los Niños Neurodivergentes?
Los niños neurodivergentes pueden experimentar rabietas más frecuentes y agresivas porque suelen tener más dificultades para expresar sus sentimientos.
En el caso de los niños con autismo, es importante diferenciar entre rabietas y crisis nerviosas. Una crisis es más emocional, más fuerte, dura más y es más difícil de manejar que una rabieta. Una crisis ocurre cuando el niño se siente abrumado sensorial o emocionalmente. Es un signo de angustia que el niño no puede controlar. Las crisis pueden durar hasta 20 minutos y pueden ocurrir a cualquier edad.
Al igual que las rabietas, las crisis pueden prevenirse reconociendo los desencadenantes y utilizando técnicas como la distracción y manteniendo una rutina constante. Lo más importante que debe hacer en caso de una crisis nerviosa es asegurarse de que su hijo esté seguro y no pueda lastimarse mientras dure.
Entiendo Cómo Cuidar a mi Hijo Durante una Rabieta o una Crisis, Pero ¿Qué Pasa Conmigo?
Las rabietas y las crisis pueden llevarte al límite. Estamos contigo.
Intenta mantener toda la calma que puedas. Si crees que vas a perder el control, asegúrate de que tu hijo esté a salvo y sal de la habitación unos segundos para calmarte. Otra técnica útil es llamar a un amigo y charlar para distraerte mientras te asegura sde que tu hijo esté seguro. O pedirle a un vecino que entre en casa.
Los niños pequeños pueden hacerte perder los nervios. Intenta mantener la calma y no perder la paciencia. Y recuerda, aunque a veces lo parezca, esta fase no durará para siempre.
Esperamos que hayas encontrado útil este artículo. Recuerda que te puedes pone ren contacto con tu expert de REC Parenting para comentarle cualquier duda. Si tienes alguna pregunta o comentario, envíanos un correo electrónico a hello@recparenting.com Estamos aquí para ayudarte a tí y a tu familia.
Con todo nuestro cariño,
Ana
Ser neurodivergente significa tener un cerebro que funciona de manera diferente a la persona “típica”. La clave es que estas diferencias no se ven como déficits, sino que también se ven como… diferencias, ni mejores ni peores, solo diferencias.
La neurodiversidad engloba un amplio abanico de condiciones, entre las que se incluyen: TDAH, dispraxia, dislexia, discalculia, síndrome de Down, epilepsia, síndrome de Tourette, tics, altas capacidades…
Aproximadamente 1 de cada 6 niños es neurodivergente. Ser padre de un niño neurodivergente es complicado pero ser padre de un niño que neurodivergente y además trabajar puede parecer imposible. Estos padres tienen que solucionar crisis frecuentes, experimentan estigmatización en muchas áreas de la vida y pueden estar preocupados por su puesto de trabajo si tienen que ausentarse con frecuencia.
No es de extrañar que los padres de niños neurodivergentes abandonen el mercado laboral en tasas muy altas. El agotamiento, los horarios impredecibles y los diferentes niveles de atención requeridos son algunas de las razones. Sin embargo, sabemos que el 60% de los padres no le dicen a su empleador que tienen un hijo neurodivergente.
Es fundamental saber cómo ayudar a los padres que cuidan de niños neurodivergentes. Estos padres se enfrentan a desafíos adicionales, pero también es probable que desarrollen habilidades muy valiosas a partir de sus experiencias en una situación de crianza atípica, como la resiliencia, la negociación, la gestión del tiempo y la flexibilidad.

Cinco Estrategias para Apoyar a sus Empleados que Tienen Hijos Neurodivergentes
Proporcionales recursos especializados: cuando un padre sospecha o le dicen que su hijo puede ser neurodivergente, se enfrenta a la abrumadora y prolongada tarea de entender qué hacer, cómo encontrar los especialistas adecuados y dónde encontrar apoyo. Y debe hacer todo esto mientras lidia con su propio estado mental. Ofrecer recursos especializados en este momento puede cambiar la vida de un padre que trabaja. Los padres de niños neurodivergentes necesitan tener las habilidades y los recursos para sacar adelante a su familia.
Apoya su salud mental: los padres de niños neurodivergentes tienen 2.4 más probabilidades de tener problemas de salud mental que otros padres. Sufren altos niveles de estrés que contribuyen a la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud. Un fácil acceso a los servicios de apoyo de salud mental ayudará a los padres a cuidar de sí mismos, lo que les permitirá a su vez cuidar mejor de sus hijos.
La flexibilidad debe ser una política, no un beneficio: ofrece a los padres de hijos neurodivergentes cierto control sobre cuándo y dónde trabajar. Una reunión a las 9 p. m. en lugar de a las 4 p. m. puede funcionar mejor para ellos porque el niño ya está acostado.
Proporciona training a los responsables de padres con hijos neurodivergentes: no se puede esperar que los jefes o supervisores sepan de todo. Es imprescindible capacitarlos para que tengan las herramientas necesarias para saber cómo atender y apoyar a los padres de niños neurodivergentes.
Crea un lugar de trabajo verdaderamente inclusivo: los padres pueden no confiar en sus jefes o en recursos humanos por miedo a que piensen que no están comprometidos con su trabajo o por temor a que sus compañeros de trabajo y gerentes piensen que sus hijos son “raros” o “extraños”. Iniciativas como crear un grupo de padres, celebrar un “día o semana de la neurodiversidad” o un “día para llevar a la familia al trabajo” ayudarán a crear una cultura laboral inclusiva y favorable a la familia. No importa cómo sean las familias. Deben implementarse iniciativas para aumentar la participación y la concienciación.
En REC Parenting nos comprometemos a apoyar las necesidades de los padres de niños neurodivergentes. Si tiene algún comentario o consulta, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Ana
With the start of the academic year, new friendships are formed, others are left behind, social groups reshuffle and sadly, bullying may happen. Because let’s be honest, bullying happens in most schools. I am very weary when schools say that it doesn’t happen in their establishments. It does happen, the important thing is how the school community tackles it.
What Is Bullying?
Bullying happens when a child hurts another on purpose. The bully has more power than the victim, they may be stronger, bigger, or more popular.
Bullying is not a one-off quarrel. It happens repeatedly over a period of time. It is more frequent between the ages of 10-13 but it can happen at any age.
Types of Bullying
- Emotional: Socially isolating the child, calling them names, laughing at them…
- Physical: Kicking, punching the child, damaging their property…
- Cyberbullying: It is a form of emotional bulling using electronic devices. The issue with cyberbullying is that the victim cannot escape their attackers. They get no rest from the bullying. Not even when they are home and are meant to be safe.
Who Is at Risk of Being Bullied?
Everyone is at risk, but the reality is that some children are more likely to be bullied than others. Children that are perceived to be different in any way, for example, because they are new to the school, are from a different country or a different religion are more likely to be bullied. Children with low self-esteem, those with disabilities or special needs are also at a higher risk. In general, children who are thought to be “weaker” or “different” are more likely to be bullied.
How to Know if my Child Is Being Bullied?
- A sudden loss of confidence, the child becoming very withdrawn, moody, aggressive, throwing tantrums, being angry
- School achievement falling
- Not wanting to go to school: Finding excuses in the morning, complaining of feeling unwell in the morning
- Coming back home without their materials or broken materials
- Saying that they did not have lunch because maybe the bully took their lunch or took their lunch money
- Having bruises or cuts
What to Do if my Child Is Being Bullied?
- Explain what bullying is and focus on behaviour rather than labelling other children (“They are mean”) or your child (“You are weak”).
- Make it very clear that it is not their fault in any way.
- Reassure your child that action can be taken.
- Encourage them to be assertive. This doesn’t mean that they must be aggressive but calm and firm about their feelings. Practice role play at home so that when they face the bully, they have the tools to respond to them.
- NEVER tell your child to sort it out by hitting the bully back. It rarely works and it can get your child into deeper trouble.
- Explore ways to extend their friendship groups, for example by joining new clubs.
- Encourage activities that encourage self-esteem such as drama or sports.
- Explore ways with them to approach the school even if they don’t want to. You can maybe propose that you talk together with their favourite teacher.
- DO NOT dismiss it as banter. If your child comes to you because they are being hurt or threatened, try not to say things like “Oh toughen up, it is just a bit of banter” or “Don’t be overdramatic, that has always happened and here we are”. Bullying can have dramatic consequences especially when the victim thinks there is no way out.
- Keep a bullying diary in case you need it in the future.
Why Do Some Children Bully Others?
The answer to this question is a rather complicated one. There is not one simple factor that explains a child becoming a bully. Bullying behaviour is influenced by a wide range of home, individual, school, neighbourhood, and societal factors.
Children bully others to gain status in their peer group. They seek out approval from their peers by being tough, cruel and powerful or by gaining reputation. Bullies often lack empathy, and their need to belong to the group overrides any other feelings they may experience.
It is important to remember that bullies themselves tend not to do well across many aspects of life. They tend to have problems at school, and show high levels of aggression, depression, and anxiety. They also have difficulties managing their emotions, particularly their anger.

What if my Child Is the Bully?
No parent wants to think that our child is a bully but when bullying happens someone is doing it! Let’s start by saying that is it NOT your fault if the child is the bully.
If your child is indeed the bully, you need a plan of action with the school. Together you need to find the motivation for your child’s behaviour. Why are they doing it? Professional support may be a good idea in these cases. Consider that many bullies continue to behave that way all their lives, so it is very important that you tackle the issue as soon as possible.
Finally, it is important to consider that bullying rarely happens in isolation. Usually, the whole class or the whole peer group know about it. Some children may encourage it, others may think it’s wrong but they may be afraid of saying something and risking being next, whereas others may defend the victim. It is really important that all parents have a chat with our kids about this issue, encouraging them to confide in us or other adults around them if them or others are being bullied. Stopping bullying is not only the responsibility of schools or of those directly involved in it, but of all of us.
This article is based on Professor Helen Cowie’s masterclass: The complete guide to bullying. Do watch it to find out many more resources and information. If your child is struggling with bullying do not hesitate to get in touch with your REC Parenting therapist. If you do not have a therapist but would like to get started, get in touch with us. We are here to support you!
Much love,
Ana
Las vacaciones de verano son un buen momento para reflexionar sobre lo que funcionó y no funcionó durante el año académico anterior, permitiéndonos empezar el nuevo curso con energía y con nuevos objetivos. Hacer este ejercicio te ayudará a lograr un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida. Esto significa dar igual importancia a tu carrera y a tu vida personal. El equilibrio entre la vida laboral y la vida laboral es más que una frase pegadiza: es una necesidad.
Ocho Consejos para Lograr el Equilibrio entre el Trabajo y la Vida Familiar
1. La perfección no existe:
La idea del padre o madre perfecto no existe. No eres un superhéroe. Habrá momentos en que las cosas no serán perfectas. Acepta que esto está bien, no estás fallando, estás haciéndolo lo mejor que puedes. Y recuerda que en su mayor parte, el ideal de perfección que vemos en las redes sociales no es real. ¡No caigas en la trampa! La perfección es un objetivo poco realista, e intentar alcanzarlo sólo te llevará a sentirte estresado e insatisfecho.
2. Pide ayuda
Pedir ayuda no es un signo de debilidad. ¿Recuerdas el dicho “Se necesita un pueblo para criar a un niño”? ¡Es verdad! Y aún más en el caso de los padres y madres trabajadores. Todos necesitamos ayuda a veces. Coordinate con otros padres y familiares. Haz turnos para acompañar a los niños al colegio, comparte fiestas de cumpleaños y coordina tardes de juegos para que todos podais tener algo de tiempo libre.
3. Sé flexible
Entender que puede haber momentos en que tu familia te necesita más y otros momentos cuando tu trabajo requiere tu atención es esencial. Sé flexible y prepárate para volver a priorizar cuando las cosas cambien.
4. Cuídate
Para poder cuidar a los demás, debes cuidarte a ti mismo. Si no te sientes fuerte, no podrás rendir ni en casa ni en el trabajo. Recuerda dormir y comer bien, y hacer ejercicio regularmente. Muchos de nosotros nos sentimos culpables cuando nos dedicamos tiempo a nosotros mismos, pero debemos aprender a ignorar ese sentimiento. Piensa que cuidarte es el primer paso para cuidar de todo y de todos en tu vida.
5. No te sientas culpable por trabajar
Utiliza el tiempo que tienes con los niños para disfrutarlos, hacer cosas juntos y apoyarlos. No pierdas el tiempo deseando que no tuvieras que trabajar. Esos pensamientos no son útiles, especialmente si no tienes otra opción que trabajar. Se puede trabajar y ser un padre o madre estupendo ¡No dejes que nadie te diga lo contrario!

6. Aprende a decir “no”
Para muchos de nosotros decir que no es difícil. Quizás para ti decir que no te llena de culpabilidad, te gusta quedar bien con todos, o tienes miedo de decepcionar a los demás. Sin embargo, piensa que tu tiempo y tus recursos son limitados, y deberías poner tu energía y esfuerzo en las cosas que son importantes para tí y para tu familia. Cuando te pidan algo que no puedas o no quieras hacer, dí que no. Y cuanto antes lo hagas mejor, para asi evitar el estrés innecesario. Algunas maneras de decir que no son: ‘Tristemente, tengo demasiado lío ahora mismo’, ‘me encantaría poder ayudarte pero no puedo’, ‘gracias por pensar en mí. Sin embargo, no puedo hacerlo’, o ‘lo siento, no puedo encajar esto en este momento’. ¡Cuanto más lo hagas, más fácil será!
7. Establece expectativas claras en casa y en el trabajo
El comienzo del año académico es el momento perfecto para pasar un tiempo a solas y decidir lo que quieres lograr en los próximos meses. De igual modo, es un buen momento para celebrar ‘reuniones de expectativas’ en casa y en el trabajo. En casa, decide con tu familia lo que se espera de cada uno, las reglas y la organización de la casa durante el otoño.
En el trabajo, dependiendo de tu papel, ten una conversación parecida con tus colegas y miembros de tu equipo. Hacer esto reducirá la probabilidad de tener que decir «no» y habrá menos decepciones, malentedidos y discusiones.
8. Cambia un hábito poco saludable
Muchos de nosotros tenemos hábitos que no son los mejores para nuestra salud física y mental. Quizás bebes demasiado, no haces suficiente ejercicio, comes demasiada comida procesada, o pasas demasiado tiempo en Instagram. Mientras que no es realista intentar cambiar todos nuestros malos hábitos (o no tan buenos) a la vez, sí que es realista intentar cambiar uno. ¡Decide un hábito que te gustaría cambiar, y ve a por ello!
Te deseamos a tí y a tu familia lo mejor para el nuevo año académico. Si sientes que necesita apoyo adicional, acuerdate de contactar con tu experto de REC Parenting. Si todavía no lo tienes, ponte en contacto con nosotros!
Estamos aquí para apoyarte a tí y a tu familia!
Ana
El primer día de guardería es un gran día, no sólo para tu hijo, sino para toda la familia. En este artículo te damos siete consejos para ayudarte a preparar a tu hijo para tu primer día.
1. Habla de Manera Positiva sobre la Guardería
Pasa por la guardería, asiste a un día de puertas abiertas o ve a una sesión de inducción. Explica a tu hijo que esta es su guardería y explicale cuando empezará. Haz fotos para verlas juntos o mirar las fotos en el website. Hacer esto ayudará a tu hijo a familiarizarse con la guardería. Si tu hijo está ilusionado, sigue hablando del tema regularmente. Por ejemplo, cada anoche al acostarle puedes contar cuantos días quedan para que empiece. Si, en cambio, tu hijo no está muy convencido , es mejor no discutirlo demasiado para evitar que se ponga más nervioso.

2. Organiza Playdates con Futuros Compañeros de Clase
De este modo tu hijo tendrá amigos cuando empiece la guardería y tú conocerás a algunos padres.
3. Comparte Experiencias
Por regla general, compartir tus experiencias o la de otros miembros de la familia, ayuda a tu hijo a comprender que no está solo en cualquier cosa por la que esté pasando. Pregúntale cómo se siente y valida esos sentimientos. Trate de evitar decir cosas como: “Estarás bien”. En su lugar intenta decirle cosas como: “Entiendo que esto es duro. Yo me acuerdo que para mí también fue difícil. Veamos qué podemos hacer para hacer las cosas más fáciles”.
4. Acostúmbrale a la Rutina
Practica la rutina. Despiértale a la hora a la que se tendrá que levantar, ponle el uniforme, desayunar y salir de casa. Cuéntale también como funcionará la recogida: quien le va a recoger, que pasará después, a qué hora cenará.

5. Practica Habilidades que le Harán Falta en laGguardería:
Compartir, hacer turnos, ponerse el abrigo (en este video verás el mejor método), ponerse y quitarse los zapatos, beber solo de un vaso…
Una pregunta que muchos padres se hacen es si su hijo tiene que ir a la guardería sin pañal. La realidad es que cada guardería es diferente. Algunas pedirán que tu hijo no lleve pañal antes de empezar, mientras que otras le ayudarán en esa transición. En general, es mejor esperar a que el niño esté listo. Si es posible, no intentes hacerlo de prisa y corriendo las últimas semanas antes de que comience el curso. Piensa que cuando comienzan la guardería, los niños pueden sentirse incómodos pidiendo a un adulto que no conocen que les ayude en el baño y no lo pida, lo que conducirá a accidentes que probablamente le hará sentirse mal. Además, al comienzo de la guardería los niños están tan ocupados acostumbrándose al nuevo ambiente por lo que es probable que no se den cuenta que tienen que ir al baño. Si tu hijo empieza la guardería llevando pañal, dejale que se acostumbre, y cuando esté tranquilo y feliz habla con sus profesores para decidir juntos cuando es el mejor momento para dejarlo.
6. Acostumbra a tu Hijo a Estar sin su Chupete o su Objeto de Comfort:
Trata de que se acostumbre a estar sin ellos durante la parte del día que estará en la guardería. Trabajar en el Desarrollo del lenguaje y en la comunicación será una prioridad en la guardería, y esto será difícil si el niño lleva el chupete puesto. De manera similar, tu hijo trabajará las habilidades motoras finas (por ejemplo, cortar, pegar) y las gruesas (por ejemplo, lanzar una pelota) y esto será difícil si están sosteniendo su muñeco o su peluche. Explica a tu hijo que los tendrás guardados en casa o en la guardería y que los puede coger cuando termine el día.
7. Acostumbra a tu Hijo a Separarse de Tí:
Organiza que tu hijo se quede con un amigo o familiar durante algún rato. Cuando te separes de él, actua con confianza y asegura a tu hijo que vuelves en un rato. Empieza dejandole ratos cortos y según como vaya, alarga esos ratos. Si cuando vuelvas, tu hijo está enfadado o triste, dile que le prometiste que volverías y así lo has hecho. Mantente positivo, y habla sobre como se ha divertido mientras tú no estabas.

¿Qué pasa si tu hijo llora mucho cuando le dejas en la guardería? Cuando tu hijo comience la guardería, habrá establecido un fuerte apego contigo y con los otros adultos importantes de su vida. Así que, problablemente no llevará bien que le dejes en la guardería. Muchos padres preguntan si es mejor quedarse con su hijo para que no lloren o si es mejor irse inmediatamente. Piensa que tu hijo necesita establecer un vínculo con su profesor pero ¿Por qué deberían intentarlo si tú estás ahí, cubriendo todas sus necesidades emocionales? Lo mejor cuando llegues a la guardería es explicarle a tu hijo que tienes que irte a trabajar o hacer recados y explicarle que vuelves en un rato. Lo más probable es que haya lágrimas, pero al final se acostumbrará. Su profesor o profesora podrá ayudar mejor a tu hijo una vez que tú te hayas marchado. Pero no te escapes, es mucho mejor ser honesto y decir que te vas. Así tu hijo podrá confiar en tí.
Si tu hijo llora mucho, puede ser una buena idea empezar con sesiones cortas y gradualmente aumentar el tiempo, manteniendo la rutina de separación consistente cada vez. Algunos niños lloran durante meses al dejarles en la guardería, si ese es tu caso, procura no ponerte nervioso, tu hijo lo notará y se pondrá todavía más nervioso. ¡Recuerda que cada niño es diferente!
Esperamos que tu hijo se acostumbre rápidamente a la guardería. La información sobre este artículo se basa en nuestra masterclass: Como elegir la major guardería para tu hijo. Aquí podrás encontrar mas información sobre este tema. Si tienes alguna pregunta, no dudes en contactar con tu experto de REC Parenting o envíanos un correo electrónico. Estamos aquí para apoyarte a tí y a tu familia.
Un abrazo,
Ana
Una de las habilidades más importantes que podemos enseñar a nuestros hijos es la competencia emocional. Los niños que son emocionalmente competentes suelen ir mejor en el colegio, tienen más amigos, se llevan mejor con sus profesores y suelen ayudar más a los demás.
¿Qué es exactamente la competencia emocional? Es la habilidad de entender, expresar y regular nuestras emociones. Los padres podemos ayudar a nuestros hijos a ser emocionalmente competentes hablando sobre emociones con ellos. Cuanto más hablemos sobre emociones con nuestros hijos, más emocionalmente competentes serán.
¿Cómo hablar con tu hijo sobre emociones? Aquí te dejamos algunas ideas:
Estoy aquí para tí, sientas lo que sientas: Los niños experimentan muchas emociones y a veces estas emociones están acompañadas por culpa o vergüenza. Imaginemos, por ejemplo, que un niño está increíblemente celoso porque su mejor amigo entró en el equipo de fútbol del colegio y él, no. También puede sentirse avergonzado o culpable porque sabe que no debería estar celoso. Si le decimos que estamos a su lado sin importar lo que él sienta, le estamos permitiendo sentir lo que sea que esté sintiendo. De esta manera puede que se abra y discuta sus sentimientos con nosotros o con otras personas. Esto es increíblemente positivo para su salud mental
¿Por qué te portas así? Pensemos en cómo te sientes: La forma en que nos comportamos es el resultado de nuestras emociones. Por lo tanto, es importante que ayudemos a nuestros hijos a entender que dependiendo de cómo se sientan, se comportarán de una u otra manera. Por ejemplo, si explicamos a nuestro hijo adolescente que cuando no duerme lo suficiente, se vuelve muy irritable, puede elegir no acostarse antes (como suelen hacer los adolescentes), pero al menos será consciente de este vínculo entre sus emociones y su comportamiento. Ahora al menos tiene la información para decidir si cuando tenga un día importante por delante, quiere irse a dormir temprano.
Lo que sientes ahora mismo no durará para siempre: A veces los niños experimentan sentimientos negativos intensos (por ejemplo, tristeza, ira, celos…) y piensan que se sentirán así para siempre. Es muy importante enseñarles que los sentimientos no duran para siempre, y que su intensidad disminuye con el paso del tiempo. Esta es una idea muy importante que debemos enseñar a los niños porque a veces se sienten muy mal y creen que esas emociones nunca desaparecerán. Al decirles que esos sentimientos no durarán para siempre, les estamos protegiendo contra comportamientos perjudiciales como las autolesiones.
Está bien sentir lo que sientes: Niños y adolescentes quieren encajar en el grupo. Necesitan sentir que son ‘normales’. Al decirles que no hay nada raro en lo que están sintiendo, estamos normalizando sus emociones y les estamos haciendo sentir que no son unos ‘bichos raros’.
Algo que tiende a ayudar a los niños es decirles que recuerdas sentirte de esa misma manera cuando tenías su edad. Cuando mi hijo tenía unos ocho años, pasó por un período en el que los domingos por la noche le entraba angustia cuando pensaba en la semana escolar que tenía por delante. Al decirle que yo también me sentía así cuando era pequeña, él normalizó sus emociones y aunque no dejó de sentirse así, le parecía que no era nada raro y que no pasaba nada por sentirse así.
No dejes que tus sentimientos te controlen: Hasta cierto punto, podemos controlar nuestros sentimientos. Esto se llama regulación de emociones y la mejor manera de hacerlo, es cambiando la forma en la que pensamos sobre lo que estamos sintiendo. Por ejemplo, si un adolescente se muda de ciudad porque su madre ha cambiado de trabajo, probablemente sentirá una mezcla de tristeza, ira y ansiedad. La mejor manera de controlar esos sentimientos es ayudarle a considerar su evaluación de la situación, algo que sí puede controlar. Podemos decirle que tiene dos opciones: Una es no hacer nada y seguir sintiéndose mal. La otra opción es reconocer que aunque él no ha elegido mudarse, puede ser una nueva oportunidad para conocer una nueva ciudad, y hacer más amigos. Tenemos que recordar a nuestros hijos que podemos controlar cómo evaluamos las situaciones por las que estamos pasando. La situación que están experimentando puede no ser su elección, pero cómo evalúan esa situación sí es su elección.
Pongamos un nombre a ese sentimiento: Muy a menudo y especialmente en el caso de los niños pequeños, experimentan emociones pero no saben cómo nombrarlas. Es importante que les ayudemos a poner etiquetas a sus emociones porque los niños tienden a sentirse mejor simplemente haciéndo este simple ejercicio. El etiquetado de emociones también ayuda a los niños a entender la causa de esa emoción, y la próxima vez que se sientan de esa manera, comprenderán mejor lo que está pasando.

Así que, recuerda que es muy importante discutir emociones con tus hijos. Cuanto más hagas esto, más emocionalmente competentes serán tus hijos. No olvides que la competencia emocional es una habilidad super importante para tener en la vida. Cuanto más emocionalmente competentes sean los niños, mejor les irá en la vida.
Si te interesa este tema, tienes muchas más información en la masterclass de la Dra. Harriet Tenenbaum.
Espero que este artículo te ayude. Si tiene preguntas o comentarios, mándanos un email a: hello@recparenting.com
Con muchos niños ya de vacaciones y muchos otros a punto de empezar, los padres se enfrentan al desafío de cómo lidiar con ellos en casa mientras tienen que trabajar. Este puede ser un momento difícil y estresante, especialmente si no tienes familia o amigos para echarte una mano y no les puedes o no quieres mandarles a un campamento de verano.
Estas son algunas ideas que te pueden ser útiles:
- Establece expectativas y limites:
Establecer expectativas es útil para que todos tengais claro cómo van a funcionar las cosas. Al principio de verano organiza una reunión familiar para decidir las reglas. Discute las expectativas (por ejemplo, organiza tu habitación, pon el lavavajillas, horas de salidas y llegadas…). Decidir juntos la estructura de los días para que los niños sepan qué esperar. Explica a tus hijos las horas durante las que estarás trabajando. Por ejemplo, “necesito estar en mi mesa sin que me interrumpais entre 9-12. Una vez que haya terminado, podemos ir al parque”. Hacer esto todos los días ayuda a sus hijos a manejar sus expectativas y les da estabilidad.
También es bueno tener unas reglas sobre cuando te pueden interrumpir cuando estes trabajando. Por ejemplo, “Sólo puedes entrar en mi estudio (o donde estés trabajando) si llaman al timbre o si te has hecho daño”. Evita decirles que entren cuando haya una emergencia, porque la definició de emergencia puede ser diferente para tí y para tus hijos. encia! Define claramente qué cuenta como una emergencia.
Establecer expectativas ayudará a tus hijos a estar más tranquilos si no estás con ellos, y es menos probable que tú te frustres si no respetan tus necesidades. A veces los padres nos agobiamos porque creemos que necesitamos llenar cada momento de la vida de nuestro hijo con experiencias “útiles”y les organizamos constatemente planes. Recuerda que también hay valor en que los niños de vez en cuando se aburran porque de esa manera, tendrán má oportunidades de desarrollar su creatividad.. De igual manera, es bueno que los niños puedan decidir con qué quieren jugar y cómo quieren jugar. Es bueno aprender y acostumbrarse a estar con uno mismo y esto no es algo que los niños aprenden si les organizamos cada minuto de su vida
Y recuerda, no te sientas culpable si estás trabajando durante las vacaciones de verano. ¡Estás haciendo lo que tienes que hacer y lo haces lo mejor que puedes!
2. Adapta tu horario a las necesidades y rutina de tu hijo (si puedes)
Si puedes, trata de adaptar tu horario de trabajo a tu hijo. Por ejemplo, si tu adolescente duerme hasta el mediodía, usa ese tiempo para trabajar y cuando se despierten, podeis comer juntos. Si tienes un bebé que duerme la siesta por la mañana y por la tarde, usa ese tiempo para trabajar.
3. Ten un espacio solo para tí (si es posible)
Trabajar mientras los niños están en casa puede ser complicado pero trabajar en la misma habitación que los niños definitivamente no es fácil. Si es posible, dedica un espacio en la casa que sea solo tuyo para trabajar y deja claro a los niños que no pueden entrar a menos que haya una verdadera emergencia. Si es posible, evita trabajar en la cocina porque siempre habrá que alguien vaya a por agua o a picar algo.
Si tienes que trabajar con los niños en la habitación, animaless a hacer actividades que no sean demasiado ruidosas, como leer, hacer un puzzle o Legos… ¡Otra opción es que uses tapones para los oídos!

4. Relaja las reglas
Las vacaciones son el momento ideal para relajar un poco las reglas. No me refiero a volvernos locos porque los niños siempre necesitan orden y rutina (sobre todo los más pequeños) pero podemos relajarnos un poco. Por ejemplo, podemos dejarles jugar videojuegos un poco más de lo habitual, dejar que nuestro adolescente se levante un poco más tarde, o que nuestro hijo de 10 años se vaya a la cama media hora más tarde de lo habitual. Pero diles que estas reglas solo aplican durante las vacaciones. ¡De lo contrario, tus tropas pueden rebelarse cuando empiece el colegio!
Si relajas las reglas, comienza a volver a la ‘normalidad’ unos días antes de que el colegio empiece de nuevo para que tu hijo tenga tiempo de acostumbrarse.
5. Encuentra tu pueblo
Dicen que ‘se necesita un pueblo’ para criar a un niño. Y es verdad. Si tienes amigos o familia con niños, ofréceles organizar turnos: llevate a sus hijos algunas tardes y que ellos se lleven a los tuyos otras. Si todos los niños están haciendo las mismas actividades, organizar turnis para llevarles y recogerles. Pregúntale a otros padres cómo se organizan, pueden darte consejos e ideas útiles.
6. Ten tus prioridades claras
Decide cuales son tus prioridades familiars y laborables durante el verano. Siendo realistas probablemente no tendrás tiempo para hacer todo lo que te gustaría. Así que decide lo que realmente tienes y quieres hacer y lo que puede esperar a después de verano, de esta manera evitarás sentirte frustrado y desanimado. Trata de ser realista con tu tiempo, no sé tú pero yo siempre soy super optimista con el mío.
Planea y sé flexible. Si las cosas no están funcionando como habías planeado, sé creativo y piensa en otras soluciones o estrategias.
7. Y sobre todo… ¡Disfruta de tu hijo!
Las vacaciones son un momento en el que no tenemos que seguir un horario estricto y los niños tienen menos obligaciones. Por lo tanto, es menos probable que discutamos con nuestros hijos sobre los deberes ola hora de irse a la cama. Utiliza las vacaciones para charlar con ellos, divertiros, y hacer cosas juntos que os gusten a todos.
A veces, como padres caemos en la trampa de pensar que necesitamos estar siempre haciendo algo ‘útil’’ con nuestros hijos. Recuerda que también hay valor en ‘no hacer nada’. Pasar una mañana perezosa en la cama, ver una película por la tarde, o jugar a videojuegos juntos, son momentos valiosos. Durante estos momentos, estas fortaleciendo el vínculo con tu hijo. ¡Eso es muy valioso en sí mismo!
Sea como sea que planees pasar el verano, te deseamos todo lo mejor para tí y tu familia. Ójala podais descansar y recargar pilas. Para cualquier duda o comentario, mandanos un email a: hello@recparenting.com
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